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Festival Virtual de Artes Visuales

sobre el festival

Una semana de talleres, charlas, conferencias y muestras virtuales de obras es la propuesta de Jarilla, Visuales al Sur, el festival organizado por el Departamento de Artes Visuales que este año se reconfiguró de modo virtual, pero con propuestas amplias y para todo público.


TODA LA INFORMACIÓN, HORARIOS, INVITADOS Y ACTIVIDADES ESTÁ DISPONIBLE EN EL MICROSITIO 

“El festival es un evento de notoria relevancia para nuestro departamento, para la comunidad de IUPA y para los artistas de nuestra región, ya que se constituye como una experiencia de encuentro para la reflexión, el debate y el intercambio para expandir el flujo creativo propio del territorio que configuramos”

Organización Festival
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Arte y Naturaleza Investigación propia

Registros en cuarentena

Encierro, confinamiento y un proyecto que comienza a gestarse en las primeras semanas de aislamiento obligatorio por COVID-19. La epidemia empieza a cobrar nuevas significaciones en relación a nuestra experiencia y nos conduce a nuevas búsquedas, diferentes exploraciones de nuestro entorno más próximo que nos permiten construir recortes de paisajes íntimos. 

“Registros en cuarentena”  invita a visualizar los paisajes en un territorio entendido como relaciones articuladas con diversos espacios, virtuales y físicos , simbólicos y sensibles, donde se entretejen las prácticas artísticas.

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Antecedentes de Investigación Arte y Naturaleza

Teaser “Cultivar el desierto”

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Antecedentes de Investigación Arte y Naturaleza

Obras en espacios naturales – Claudia Aranovich

Arte, paisaje y naturaleza.  Nuevos desafíos para los artistas.

La relación entre artistas y paisaje fue en una época fundamental para los artistas que han pintado el paisaje in situ, y para todos aquellos que lo han observado desde su estudio y recreado en sus dibujos y pinturas.  Más escasa es la relación entre escultores y el paisaje, pero ha existido, sea porque lo han tomado como fuente de inspiración o incluido en murales, relieves y esculturas. 

Contemporáneamente, los artistas tridimensionales han interactuado en el paisaje a través de obras de land-art, de sitio específico, permanentes o transitorias, trabajos en el medio natural o producidos con materiales naturales, intervenciones en parques, jardines o espacios abiertos más salvajes, como bosques, ríos, campos. 

Marcas o señales en el terreno, recorridos en ocasiones larguísimos, recolección o acumulación de elementos, inclusión de objetos, concreción de esculturas en la naturaleza, son algunas de las posibilidades.  Las actitudes de los artistas han sido variadas, desde imponerse a la naturaleza como lo hicieron los primeros artistas de land- art de Estados Unidos y Europa con máquinas cavadoras; a una actitud contemplativa, de respeto, que entraña deseo de fusionar su obra sin considerarse en el centro de la escena, como es el caso de los artistas del movimiento Nature Art Yatoo y muchos artistas orientales.

Todos esos caminos entrañan un “estar en la naturaleza” por parte de los artistas. Corresponde destacar también acciones políticas: en contra del cambio climático, a favor de resguardar los derechos naturales y en contra de agentes depredadores del medio ambiente, como compañías mineras, incendiarios, o intoxicadores del agua.  Recordamos a García Uriburu y su acción en el Gran Canal de Venecia, a Beuys y sus plantaciones de árboles. 

Cabe señalar las performances o acciones corporales en la naturaleza, en las que el artista interviene o hace intervenir a otros; produciendo documentación fotográfica y video de estas acciones.  Caminatas, encuentros, acciones personales de mayor o menor dramatismo pueden surgir de ese campo artístico.  También en este caso los artistas han realizado acciones de cuestionamiento o reivindicación, tal el caso de Ana Mendieta, Marina Abramovic o Ai Wei Wei. 

Durante las primeras épocas de la pandemia, los medios destacaban la tranquilidad de las áreas naturales. Se veía a los animales recorriendo zonas semi urbanas, aprovechando el respiro que los humanos daban a los otros seres.  Los humanos confinados éramos lejanos o cercanos contempladores de la naturaleza, y el planeta parecía adquirir otros protagonismos. Cundía una sensación de indefensión frente a fenómenos que no podemos manejar. 

Este nuevo escenario mundial pareciera ser ideal para la aparición de nuevos paradigmas y pensamientos; y para todo tipo de acciones creativas que los artistas deseen emprender en y con la naturaleza. 

Claudia Aranovich

Nov. 2020

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Antecedentes de Investigación Arte y Naturaleza

Imágenes de la Patagonia – Juan Montelpare

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Arte y Naturaleza Investigación propia

Ensayo sobre territorio – Mario Mogrovejo

Pensar en el paisaje como territorio en estos tiempos de Covid-19 es repensar también las teorías de Michelle Foucault, Foucaud nos habla del cuerpo vivo y por lo tanto mortal y es a partir de esa relación de cuerpo que podemos articularlo con distintos aspectos, entre ellos nuestra geografía, nuestro territorio y como el Covid-19 como pandemia nos ha obligado a repensar nuestra relación con nuestro entorno, y como este, se ve afectado. Preguntarnos cómo la mascarilla se ha convertido en extensión de nuestro cuerpo, la mascarilla como objeto central de nuestra biopolítica, y como nosotros a través de este nuevo cuerpo, de estas nuevas normativas nos introducimos al paisaje como territorio.

En su ensayo Paul Preciado señala que hemos pasado de una sociedad orgánica pensada desde lo natural con ciertos visos tecnológicos a una sociedad casi digital a una economía inmaterial y sobre todo a formas de control disciplinarias y arquitectónicas, afirmando que estas instituciones disciplinarias ya no están limitadas exclusivamente a escuelas, hospitales o gobiernos, sino que nuestras propias tecnologías inmediatas, como las tecnologías de comunicación o de información son nuestras nuevas herramientas auto disciplinarias.

En este caso, las tecnologías informáticas artificiales a través de la big data se convierten también en dispositivos de control de movimiento o desplazamiento en espacios determinados no es necesario llevar un brazalete biométrico en el tobillo, sino basta con nuestros propios GPS del celular para saber dónde estamos. En un primer momento no se evidencia claramente que la relación que tenemos con el territorio y el paisaje también está mediada por las tecnologías y todas estas tecnologías se convierten en herramientas de vigilancia y control de nuestra mediación con el paisaje/territorio.

Un punto importante en este análisis es pensar en los estados nacionales y como estas fronteras territoriales históricas entre estados que marcaron la memoria y la ideología de muchos países en la región, estas fronteras nacionales ha ampliado su significación a través del COVID-19, entendiéndose a la nuevas fronteras territoriales desde la arquitectura… nuestras propias casas. Hoy en día pensar en el desplazamiento en la ciudad, en el campo, en el territorio es cruzar este muro doméstico y exponerse temerariamente a la vulnerabilidad de la situación. Por lo que optamos también por pensar en nuestras sociedades, en nuestras comunidades y en nuestras casas como espacios cerrados, donde protejamos nuestra inmunidad, por lo tanto pensar en lo abierto o en lo público, hoy en día se convierte en un ejercicio de riesgo.

Pensar en el territorio/paisaje  y al cuerpo como territorio, es ser  interpelado por el concepto de cerrar e inmunidad; nuestras fronteras físicas y arquitectónicas se ven agredidas por la relación que tengamos con el otro y con el paisaje.

Cuándo pensamos en el paisaje pensamos también en el aire puro, en el horizonte, en la naturaleza en aquellos espacios que para nosotros significan algo especial. Sin embargo esos espacios de sosiego se han convertido en  nuevos territorios de riesgo, donde la nueva frontera es la mascarilla y aquel aire público, común, rico ahora debe ser tuyo y no debe mezclarse.

Nosotros como sujetos sociales, usuarios de estas nuevas fronteras, que se basan en medidas estrictas de confinamiento e inmovilización de cada cuerpo en cada casa. Nos vemos obligados a pensar ¿cómo nos vamos a relacionar con nuestro entorno y con el paisaje/territorio?.

Una primera conclusión se acercara a reflexionar de  cómo esta pandemia del COVID-19 ha generado  importantes cambios en nuestros desplazamientos, refiriéndonos explícitamente a nuestra situación de confinamiento en nuestros domicilios personales.  Por lo tanto pensar desde el confinamiento, en nuestro caso no lleva a pensar sobre el nuevo paisaje, el nuevo paisaje que se dibuja, el paisaje desde nuestras casas o el paisaje como memoria; estas nuevas variables que el encierro provoca, nos obliga a entender el paisaje desde nuestros espacios domésticos, aquellos nuevos espacios que se ha convertido en nuestro centro de economía y  nuestro centro de trabajo o como preciado define a la casa: como la nueva Tele República.

Como consecuencias del COVID-19, hemos visto la recuperación del paisaje natural, el acercamiento de de todo tipo animales hacia aquellos espacios que fueron colonizados por los hombres, que redujeron su hábitat y que de alguna forman por mínima que sea, el COVID-19 permitió la recuperación del algunos paisajes/territorios naturales. 

En muchos casos el paisaje/territorio forma parte de nuestra cotidianidad, dentro del desplazamiento del trabajo a la casa o un fin de semana en el campo, o simplemente un dia de esparcimiento familiar, hoy en día ese desplazamiento se ha restringido a  la contemplación desde un balcón o del techo de nuestras casas o un ver digital. 

El COVID-19 nos obliga a repensar en el diseño de estos estados nacionales a través del parque, el parque de barrio, este “parque”  que fue diseñado para acercar la naturaleza a las zonas urbanas y que hoy en día ese “parque” se convierte en el primer espacio inmediato para relacionarnos con la naturaleza con el paisaje y con el territorio.

Por lo que nos encontramos en estos tiempos frente a nuevos procesos de inventar o repensar nuestra relación con el territorio/paisaje; es inminente que el ser humano no puede estar distanciado y confinado en relación al territorio/paisaje; la salud emocional se ve afectada frente a estas nuevas fronteras y confinamientos en nuestros propios territorios, los seres humanos necesitamos del equilibrio entre naturaleza  (vegetación y animales) y de nuestra comunidad para poder existir. 

Zizek señala que ya no hay vuelta a la normalidad, la nueva “normalidad” tendrá que ser construida sobre las ruinas de nuestras viejas vidas.

Si entendemos al confinamiento como lo señala Michelle Foucault: como doctrina de disciplinamiento y está pensada en el castigo y por lo tanto en el sufrimiento y dolor, es allí donde la falta de naturaleza como interacción, afectará nuestra salud emocional y relacional. Considero que  es allí donde nos vemos obligados a re-pensar en estrategias de emancipación, de nuevas relaciones, de nuevas formas de convivencia o nuevas sensaciones con nuestro paisaje natural.